”SOBRE EL
FEMINICIDIO Y EL MONOPOLIO DEL USO LEGÍTIMO DE LA VIOLENCIA” DE JARIS MUJICA
RESUMEN
Cada año, en
nuestro país se denuncian alrededor de siete mil violaciones y cerca de 100 mil
casos de violencia familiar. Si bien estas cifras oficiales son altas en
comparación a otros países de la región, hay que tomar en cuenta que el número
total es mayor puesto que no están incluidos aquellos casos que no son
denunciados.
Durante los últimos años, los casos de violencia contra la mujer y de
feminicidio han concitado el interés de los medios de comunicación y de la
opinión pública. El más reciente estudio del Instituto de Opinión Pública de la
PUCP (IOP-PUCP) aborda esta problemática.
La violencia contra la mujer tiene un descenlase funesto “el
femenicidio” que no podemos tolerar, sus arraigos viene de la familia pues al
no tener una base en valores, familias no fortalecidas, incompletas,
decadentes, monoparentales, disfuncionales alimentan hijos que crecen con
sentimientos de culpabilidad con una autoestima debilitada, educación incipente
facilitan la socialización de la violencia como cosa normal y que así debe ser.
Las instituciones de la sociedad civil tenemos que trabajar este tema y buscar
los medios para erradicar esta corriente, la educación es un factor determinante
que puede ayudar con medidas preventivas desde los niños y niñas, enseñando el
respeto por el otro, los padres pueden enseñar a sus hijos con el ejemplo de la
verdad.
El fenómeno de la violencia entre las parejas es un tema que
se liga a aquel asunto. Y es que entre las parejas heterosexuales en los
espacios urbanos (aunque también y de sobremanera en los espacios rurales) las
formas de la violencia son en muchos casos prácticas cotidianas. Es fácil
indicar que estos casos no son pocos, y que ocurren en el seno de las familias
como prácticas habituales (habitus) que forman estructuras de relaciones que
legitiman en los imaginarios locales las formas del ejercicio de la violencia;
sustancialmente de los varones a sus parejas mujeres (“amantes”, “enamoradas”,
novias, convivientes, esposas).
En efecto, la violencia contra las mujeres y en particular,
la violencia contra las parejas resulta un tema importante en América Latina.
Empero los estudios sobre el tema no abundan y las argumentaciones van sustancialmente
a la figura del machismo y la dominación de género como una explicación de los
móviles de esta conducta.
Estos homicidios y agresiones se producen sustancialmente en
campos locales, el espacio de la casa. Los agresores tienden a ser los propios
esposos o convivientes; a veces maridos celosos, en otros casos hombres que
golpean “sin razón aparente”
Queda claro entonces que se trata de un modo de la violencia
que se pone en práctica en el seno de la vida doméstica, dentro de las
relaciones de pareja.
Los Derechos y las Leyes existen formalizadas por el Estado y
se encarnan en los discursos normativos, en el deber ser, en la prohibición del
uso de la violencia; pero no funcionan totalmente en las prácticas, en donde se
construye aquellos márgenes, zonas que funcionan bajo una lógica diferente del
poder y, por ende, bajo un sistema distinto de la distribución de la fuerza y
del uso de la violencia: otros modos de punición, castigo, reprimenda . Estas
“zonas liberadas”, sin embargo, no son físicamente marginales, sino que existen
en diferentes núcleos. No residen solo en la periferia (lo marginal exterior),
sino el interior del hogar, la convivencia de la pareja. Aquí se reconfiguran
las relaciones sociales y se abre un campo en donde se reinventan los usos
legítimos de la violencia y de la aplicación de la fuerza.
La familia es uno de esos campos. Para muchos, los padres tienen “derecho” a golpear a sus hijos, a castigarlos violentamente, a “torturarlos”, bajo la legitimidad otorgada “por ser el padre de familia”. Se reconoce localmente dicho ejercicio legítimo de la violencia, aún cuando existe la punición legal por el castigo físico y la tortura de padres a hijos. “Dar como a hijo” resulta una frase que ilustra este ejercicio de la violencia en el seno del hogar reconocido como un campo común, normal, legítimo.
La familia es uno de esos campos. Para muchos, los padres tienen “derecho” a golpear a sus hijos, a castigarlos violentamente, a “torturarlos”, bajo la legitimidad otorgada “por ser el padre de familia”. Se reconoce localmente dicho ejercicio legítimo de la violencia, aún cuando existe la punición legal por el castigo físico y la tortura de padres a hijos. “Dar como a hijo” resulta una frase que ilustra este ejercicio de la violencia en el seno del hogar reconocido como un campo común, normal, legítimo.
Muchas familias resultan de ese modo terrenos que funcionan con reglas propias, reglas “naturalizadas” en mandatos locales. Sin embargo, en esa constitución funcionan como “zona liberada”, más allá de las reglas que dispone el Estado. “Uno no se debe meter en los problemas familiares”, “cada uno arregla lo que sucede en su casa”, “”no te metas en lo que no te importa”. Así, en el interior de la casa, en la familia, en el hogar simbólico se construyen reglas de convivencia que exceden al propio Estado, formas políticas de acción y contratos sociales. La familia es, también, un campo político.
Si bien no resulta un tema central en este caso, lo
importante es indicar que la estructura de la intervención o la acción de
recepción de denuncias sobre violencia de género y entre las parejas maneja más
o menos el mismo discurso. Es el padre, esposo o conviviente el que detenta el
uso legítimo de la violencia en el espacio cotidiano, de modo que muy pocas
mujeres aceptan denunciar estos casos (por temor a las represalias, por la
normalidad de las prácticas, por desconocimiento, etcétera). Sin embargo, en
las situaciones en las que estos son denunciados y deben pasar por los campos
formales, la propia Policía o el sistema judicial, en no pocas ocasiones se
resisten a dar proceso a las denuncias. Muchas veces no por falta de pruebas,
sino más bien por la reproducción de una estructura política y un sistema de
ejercicio de la violencia. Así, los propios policías se resisten a llevar a
cabo la recepción de las denuncias, indicando que se trata de un problema que
debe ser solucionado por los propios actores y en donde es el hombre el que
tiene la autoridad o el derecho de ese ejercicio. Lo mismo sucede, aunque de
una manera más compleja en el caso de los ámbitos judiciales, en el que los
actores muestran una disposición activa de las formas de discriminación y resistencia
a la denuncia. En algunos casos por corrupción, en otros casos por prejuicios o
formas de discriminación asentados en los imaginarios, los casos no son
procesados formalmente.
Esto permite abonar en la dirección del argumento central. Es decir, que el ejercicio de la violencia entre las parejas está dispuesto en cotos sociales, por campos construidos sobre micro-contratos, sobre una estructura política que cuestiona la determinación del Estado como una totalidad absoluta. Incluso en el campo policial o judicial, muchos de los actores que detentan el cargo de autoridad formal, muestran que la estructura se sobrepone a la existencia de estos sistemas. En otras palabras, que conocen de un modo u otro la existencia de esa legitimidad del uso de la violencia en el campo doméstico y que prefieren no intervenir.
Esto permite abonar en la dirección del argumento central. Es decir, que el ejercicio de la violencia entre las parejas está dispuesto en cotos sociales, por campos construidos sobre micro-contratos, sobre una estructura política que cuestiona la determinación del Estado como una totalidad absoluta. Incluso en el campo policial o judicial, muchos de los actores que detentan el cargo de autoridad formal, muestran que la estructura se sobrepone a la existencia de estos sistemas. En otras palabras, que conocen de un modo u otro la existencia de esa legitimidad del uso de la violencia en el campo doméstico y que prefieren no intervenir.
COMENTARIO
La misma sociedad tiene un funcionamiento arraigado, bueno o
malo así ha venido funcionando, si se quiere “mejoras” antes se debe definir
que es posible “mejorar o cambiar” y que definitivamente no se puede porque
nadie lo aceptará aunque “diga que si”. La visión del hombre dominante y
poderoso así como de la mujer ladina y astuta no son sólo estereotipos y
mientras existan estos roles que a veces se intercambian entre sexos será
difícil llegar al objetivo final de “convivir en paz”. Sobre las leyes, está
claro que si se vuelve “más drástica” lo único que provocará es que los que
cometen delitos no se arriesguen a ser atrapados o de plano consideren sus
actos para que “valgan la pena”, si amenazas a un hombre con pena de muerte por
pegar a su mujer, entonces no sólo la golpeará sino que “la matará” o peor aún
la desfigurará o mutilará para que “ningún otro hombre la desee y así tenga lo
que, en su visión, le pertenece por legítimo derecho”. La solución debe apuntar
a mecanismos que recuerden lo verdaderamente valioso de la vida que es vivir en
paz, desde ahí se debe de actuar, muchas veces el agresor no es consciente de
su agresión, piensa que “así debe actuar”, por tanto se debe reforzar con
educación reflejada en la sociedad, pero con ejemplos, no con palabras. Tenemos
un ex-presidente orgulloso de haber sido infiel a su esposa y de golpear a un
“pobre tonto” porque se le cruzó al frente de su “enorme humanidad”; otro que
no sólo la golpeó sino que la torturó en una sala clandestina para que no hable
sobre sus atrocidades, hoy está en prisión pero no por ese delito, lo peor de
todo es que su indulto es reclamado por muchos peruanos. Ejemplos, vivos y
consecuentes es lo que hace falta a una sociedad bombardeada a diario por los
medios con mensajes en donde para ser feliz la mujer solo debe ser bella y
joven, y el hombre solo debe tener fuerza y dinero.
GLOSARIO
Brecha
de género. Diferencia entre las tasas masculina y femenina en la categoría de
una variable.
Datos
desagregados por sexo. Recogida de datos e información estadística
desglosada por sexo, que hace posible un análisis comparativo contemplando la
especificidad del “género”
Discriminación
directa. Se considera discriminación directa por razón de sexo la situación
en la que se encuentra una persona que sea, haya sido o pudiera ser tratada, en
atención a su sexo, de manera menos favorable que otra en situación comparable.
Discriminación
indirecta. Se considera discriminación indirecta por razón de sexo la
situación en que una disposición, criterio o práctica aparentemente neutros
pone a personas de un sexo en desventaja particular con respecto a personas del
otro, salvo que dicha disposición, criterio o práctica, puedan justificarse
objetivamente en atención a una finalidad legítima y que los medios para
alcanzar dicha finalidad sean necesarios y adecuados.
Empoderamiento
de las mujeres: Término acuñado en la IV Conferencia Mundial
de las Mujeres en Beijin (Pekín) para referirse al aumento de la participación
de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder.
Estereotipo.
Idea y
creencia que determina un modelo de conducta social basado en
opiniones
preconcebidas, que adjudican valores y comportamientos a las personas en
función de
su grupo de pertenencia, por ejemplo, el sexo
Feminización.
Tendencia al
aumento de la incidencia y prevalencia de algo específico entre las mujeres.
Impacto
de género. Consiste en identificar y valorar los diferentes resultados y
efectos de una norma o una política pública en uno y otro sexo, con objeto de
neutralizar los mismos para evitar sus posibles efectos discriminatorios.
Mainstreaming.
Término
anglosajón que se utiliza para designar la integración de la
dimensión
de género en las políticas generales, de tal forma que el principio de igualdad
se constituya en el eje vertebrador de las mismas. Implica que se deben tener
en cuenta las cuestiones relativas a la igualdad de oportunidades entre hombres
y mujeres de forma transversal en todas las políticas y acciones, y no abordar
este tema únicamente bajo un enfoque de acciones directas y específicas a favor
de las mujeres.
Paridad. La
participación en lo público y en lo político, y las tareas que se derivan de
esa participación deben de recaer igualmente en mujeres y hombres.
Políticas
de Igualdad de Oportunidades. Son la instrumentalización de
la igualdad de
oportunidades.
Las intervenciones a partir de las cuales este principio se llevan a la
práctica.
Segregación
Horizontal. Se da cuando las mujeres se concentran en algunas profesiones o
campos profesionales y los hombres en otros distintos.
Segregación
Vertical. Se da cuando los hombres ocupan los puestos de toma de decisiones
incluso en los sectores con presencia mayoritaria de mujeres.
Sexismo.
Mecanismo
por el cual se conceden privilegios o se practica discriminación contra una
persona en razón de su sexo, impidiendo la realización de todo el potencial
humano
que posee.
Techo
de Cristal. Superficie superior invisible en la carrera laboral de las
mujeres, difícil de traspasar, que les impide seguir avanzando hacia puestos de
mayor responsabilidad. Su carácter de invisibilidad viene dado por el hecho de
que no existen leyes ni dispositivos
sociales
establecidos ni códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación,
sino que está construido sobre la base de otros rasgos que por su invisibilidad
son difíciles de detectar
ENTREVISTA CON MOIRA PÉREZ SOBRE TEORÍA QUEER
RESUMEN
Aquel primer acercamiento al tema tenía por objetivo
analizar en particular ciertas dificultades que la tarea historiográfica puede
encontrar si elige como objeto de estudio aquello que ha dado en llamarse comunidad queer. La tesis que
subyace tanto a aquel trabajo como a este nuevo acercamiento, es que estas
dificultades que se hacen presentes abiertamente en el caso de los estudios
queer, son comunes a toda investigación historiográfica, con la diferencia de
que en general son pasadas por alto debido a una cierta cantidad de
presupuestos que no se cuestionan dentro de la disciplina. Es decir que
éste es un análisis que se puede hacer respecto de cualquiera de los grupos que
necesitan de una nueva historiografía con la que puedan sentirse identificados.
Toma una de las tres problemáticas que
se plantearon en aquel artículo, y profundizar en ella y en algunas
alternativas de solución. De más está decir que no pretendo en este modesto
trabajo solucionar el problema ni mucho menos tejer una red que pueda capturar
a este huidizo objeto de la historia: por un lado, porque se trata
de una tarea ciertamente titánica y probablemente imposible, y por otro lado,
porque es justamente esa característica la que me interesa rescatar y defender
en el caso queer.
La
propuesta de Niethammer me pareció interesante en cuanto revaloriza la tarea
del historiador y lo coloca en un lugar privilegiado de puente entre la
academia y la política, entre la historia como relato y la historia como curso
de eventos. Sin embargo, al intentar aplicarlo al caso queer, necesariamente
este plan -que a primera vista puede parecer tan simple como sólido-
comienza a requerir de aclaraciones y retoques.
No hay un grupo delimitado que pueda ser individuado
claramente por el historiador como su destinatario, y no hay un lugar
“objetivo” en el que podamos colocarnos para determinar qué es queer y qué no
lo es. La teoría queer nace como una alternativa para el análisis de las
categorías de género, la orientación y prácticas sexuales y la generización de
los cuerpos. David Halperín caracteriza a lo queer como “todo lo que está en
desacuerdo con lo normal, lo legítimo, lo dominante”, desacuerdo que, en sus
palabras, “no está restringido a lesbianas y gays, sino que está disponible
para cualquiera que esté o se sienta marginado a causa de sus prácticas
sexuales.”Hoy en día, sin embargo, y cada vez más, en lo queer convergen,
además de lo sexual y la identidad de género, una serie de formas no dominantes
de lo racial, étnico, cultural y la pertenencia de clase, entre otros. Todas
estas categorías a su vez se combinan de distintas formas, son vividas de
manera diferente por cada sujeto, y son La pertenencia a este
grupo no es evidente tampoco por parte del individuo, ni por parte del grupo.
Es decir, hay individuos que se consideran a sí mismos como pertenecientes a la
comunidad queer pero que no son aceptados como tales por algunos de sus
integrantes, e inversamente hay quienes son considerados como pares por los
integrantes pero que no aceptarían esta calificación. Todos estos
desacuerdos en cuanto a la pertenencia se complican aún más cuando empezamos a
tener en cuenta los nuevos factores que entran en juego posteriormente en la
teoría queer, como vimos recién: clase, raza, nación y tantas otras variables
que hacen aún más difícil una caracterización unívoca de qué es y qué no es un sujeto
queer, incluso por parte de su mismo grupo de pertenencia.
Lo que también presupone de alguna manera la propuesta de
Niethammer es que hay una serie de experiencias que son atribuibles a la
comunidad que va a ser tratada: ciertas experiencias que atraviesa el individuo
por pertenecer a este grupo, o que al vivirlas le hacen pensar que forma parte
de él. En el artículo que mencioné antes acerca del proceso de “coming out”,
William Wilkerson analiza esta idea de experiencia que subyace a éste y a
tantos otros proyectos historiográficos. Se pregunta qué nos lleva a interpretar
un patrón de conductas y pensamientos como, en este caso, homosexualidad, y
concluye que el patrón requiere, por un lado, un trabajo de decodificación por
parte del sujeto para encontrarle un sentido, y por el otro, la disponibilidad
de categorías para su interpretación. Wilkerson sostiene que, en un contexto en
el que la homosexualidad no es siquiera considerada como una posibilidad, el
individuo nunca interpretaría sus conductas como “comportamientos
homosexuales”, y mucho menos como “comportamientos de un homosexual” Es decir, que la experiencia
Finalmente,
en este proyecto se están presuponiendo también ciertos eventos históricos,
figuras y referencias comunes que harían a la formación o la consolidación de
la identidad grupal. Un ejemplo clásico de este punto es el relato de
Stonewall, referente mundial del movimiento gay desde hace ya más de 30 años. A
medida que la comunidad queer se va afianzando, la necesidad de presentarse
como un grupo compacto y uniforme ya no es tanta, y comienzan a surgir en el
interior de la comunidad voces de disidencia que proponen relatos alternativos
de la génesis del movimiento. Los puntos de vista se diversifican y los relatos
acerca de los orígenes de la comunidad se multiplican; al mismo tiempo, se
comienza a modificar la iconografía de la comunidad, se cuestionan algunas
figuras y se proponen otras nuevas.
Finalmente,
en este proyecto se están presuponiendo también ciertos eventos históricos,
figuras y referencias comunes que harían a la formación o la consolidación de
la identidad grupal. Un ejemplo clásico de este punto es el relato de
Stonewall, referente mundial del movimiento gay desde hace ya más de 30 años. A
medida que la comunidad queer se va afianzando, la necesidad de presentarse
como un grupo compacto y uniforme ya no es tanta, y comienzan a surgir en el
interior de la comunidad voces de disidencia que proponen relatos alternativos
de la génesis del movimiento. Los puntos de vista se diversifican y los relatos
acerca de los orígenes de la comunidad se multiplican; al mismo tiempo, se
comienza a modificar la iconografía de la comunidad, se cuestionan algunas
figuras y se proponen otras nuevas. Ya no existen ni un mausoleo, ni un relato
unívocos de la historia queer.
COMENTARIO
Las representaciones históricas del pasado, o mejor dicho
las ficciones del pasado, “ayudan a construir el género para el presente”, y lo hacen inevitablemente,
con o sin la participación consciente del historiador.
Para que sea un aporte realmente constructivo, este trabajo
debe ser acompañado de un análisis exhaustivo de los supuestos, las prácticas y
el vocabulario que se emplea. Debe procurar incluir las diferencias, la heterosocialidad,
mientras busca apelar a aquello en común que las atraviesa – o mientras lo
crea. Y, para ello, cuenta con toda la libertad formal y todos los medios
creativos, todas las voces y todos los recursos que ofrece esta democracia
historiográfica. Y el caso queer, con su fluidez de identidades y su
infinita diversidad de combinaciones, parece el lugar ideal para empezar a
democratizar.
GLOSARIO
|
EL ADULTOCENTRISMO: corresponde a la visión de
que desde el mundo adulto se podía implementar el futuro de los jóvenes, su
preparación, su desarrollo, su protección y se traduce en el enfoque de las
políticas y programas. La efectividad de esta perspectiva hizo crisis, como
producto de los cambios socioeconómicos y políticos de fin de siglo.
ANDROCENTRISMO: del griego andros, se refiere al
hombre, por oposición a la mujer, y con cualidades de honor y valentía.
Centrismo, porque se le concede el privilegio al punto de vista del hombre,
como partida del discurso lógico científico que considera insignificante otra
realidad (la de la mujer).
|
ENFOQUE DE GÉNERO:
Una manera sistemática de explorar las normas, roles, y responsabilidades
actuales y potenciales de mujeres y hombres, y su acceso y control sobre
recursos y beneficios dentro de cualquier situación (proyecto, hogar, comunidad
u otro). El enfoque o análisis de género identifica, analiza e informa acciones
para abordar desigualdades que se llevan de los roles distintos de mujeres y
hombres, las relaciones desiguales de poder entre ellos, y las consecuencias de
estas desigualdades sobre sus vidas, su salud y su bienestar.
FEMINISMO: Conjunto
de teorías y prácticas políticas que defienden el reconocimiento de los
derechos de las mujeres y luchan por su igualdad respecto al varón. Del francés
feminisme, del latín femina. El término se difunde por primera vez en 1892 en
ocasión del Primer Congreso Internacional de Mujeres celebrado por el
movimiento sufragista francés en París.
LA
INFIBULACIÓN es la más cruel de las mutilaciones genitales femeninas y consiste
en clitoridectomía seguida por el cierre vaginal mediante sutura. Solamente se
deja una pequeña abertura para la emisión de orina y descarga de la sangre
menstrual.
MAINSTREAMING
DE GÉNERO: El proceso de asesorara las implicaciones para mujeres y hombres de
cualquier acción programada, incluyendo legislación, políticas y programas, en
cualquier área y a todos niveles. El "mainstreaming" es una
estrategia para plantear los asuntos de mujer y hombres como dimensión integral
del diseño, implementación, monitoreo e evaluación de políticas y programas en
todo esfero político, económico y social, con el eje central de no perpetuar la
desigualdad entre mujeres y hombres. El objetivo final es la iguladad de
género.
VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR: La violencia intrafamiliar puede ser comprendida como cualquier
acción u omisión que resulte en un daño
a la integridad física, sexual, emocional, social o patrimonial de un ser
humano donde media un vínculo familiar o íntimoi entre la víctima y su
agresor. Puede manifestarse en forma de
abuso directo, abuso por descuido o como cualquier conducta que tenga por
propósito la amenaza, la degradación, la privación arbitraria de la libertad,
el control del comportamiento o la coacción.
Incluye, por ejemplo, la violencia conyugal, el abuso físico o sexual de
niños y niñas y la agresión ejercida contra personas adultas mayores.
VIOLENCIA
PATRIMONIAL: Toda acción y omisión que implique un daño, pérdida, sustracción,
destrucción o retención en los objetos, documentos personales, bienes o valores
de una persona.
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